La chlorella es un alga repleta de clorofila con efecto depurador que además aporta una dosis extraordinaria de minerales y vitaminas.
Te parecerá increíble, pero esta alga, que ha ganado tanta popularidad en los últimos años, es en realidad una de las plantas más antiguas del planeta. De hecho, la chlorella existe desde hace 2 millones de años.

Es la fuente alimentaria conocida con mayor concentración de clorofila, la sustancia verde que protagoniza la fotosíntesis en las plantas y que en el cuerpo humano produce efectos antioxidantes y depurativos.

La chlorella no necesita mucho para crecer y reproducirse: solo dióxido de carbono, luz solar, algunos nutrientes y agua.

El nombre chlorella deriva de la palabra griega “chloros”, que significa verde, y de la palabra latina “ella”, que significa pequeña. Esta alga no es visible a simple vista porque es un organismo unicelular microscópico y muy complejo. Además, su diámetro puede variar entre 2 y 10 micrómetros.

La chlorella se caracteriza por una combinación única de ingredientes super beneficiosos para nuestro organismo.

 

¿CÓMO CRECE LA CHLORELLA?

La chlorella es un alga de agua dulce. Se descubrió en 1890 y se divide en tres variedades: Chlorella vulgaris, Chlorella lobophora y Chlorella sorokiniana. La Chlorella vulgaris es la variedad más cultivada actualmente, ya que es la más adecuada para las granjas de algas.

Históricamente, la chlorella se produjo y se consumió por primera vez en Asia, principalmente en Japón. Muy pronto, Taiwán se convirtió en el principal productor mundial.

Hoy en día, sin embargo, la chlorella también se cultiva en laboratorios e invernaderos en Europa, en condiciones estrictamente controladas.
La chlorella se encuentra de forma natural en los lagos y ríos del sudeste asiático. Necesita agua, calor y, sobre todo, mucha luz para crecer y desarrollarse.

La chlorella se ha estudiado científicamente de forma muy exhaustiva desde la Segunda Guerra Mundial. Durante mucho tiempo, se asumió que la chlorella podría ser la respuesta al rápido crecimiento de la población mundial y a su necesidad de mayores cantidades de proteínas.
La razón era que la chlorella solo necesita agua y luz solar para crecer, y es muy rica en aminoácidos. Además, proporciona un gran valor nutritivo por metro cuadrado, lo que es un criterio importante a la hora de seleccionar fuentes de alimentos para alimentar a la población mundial.

Sin embargo, resultó que el procesamiento de la chlorella para hacerla apta para el consumo masivo humano era demasiado costoso.

Para absorber los nutrientes de la chlorella, primero hay que destruir la dura pared celular. Este proceso es bastante caro, lo que en última instancia hace que la chlorella no sea una fuente de proteínas asequible y adecuada para su producción en masa.

 

Cucharas con Chlorella en polvo y pastillas

 

Propiedades y para qué sirve

La chlorella, aparte de ser baja en calorías, es rica en fibras, proteínas, vitaminas del complejo B, vitamina C, hierro, potasio y omega-3, por lo que ofrece los siguientes beneficios para la salud:

  1. Ayudar en el mantenimiento de la masa muscular, ya que aproximadamente un 60% de esta microalga está constituido por proteínas;
  2. Prevenir la anemia, por ser rica en hierro y vitamina C, que favorecen la producción de los glóbulos rojos de la sangre;
  3. Mejorar la piel y el cabello, pues es rica en beta-caroteno, omega-3 y vitamina C, que hidratan la piel y estimulan la producción de colágeno, previniendo la aparición de arrugas y fortaleciendo las hebras del cabello;
  4. Evitar la inflamación, ya que contiene omega-3, beta-caroteno y clorofila, que son nutrientes con alto poder antiinflamatorio;
  5. Reducir el colesterol, ya que contiene niacina, fibras y antioxidantes, los cuales inhiben la formación de placas de grasa en las arterias;
  6. Estimular el sistema inmune, por ser rica en omega-3, vitamina C y beta-carotenos y en un tipo de fibra llamada beta-glucano, estimulando las células de defensa del organismo;
  7. Prevenir algunos tipos de cáncer, pues es fuente de antioxidantes como la vitamina C, presentes en la clorofila, que poseen efectos anticancerígenos;
  8. Controlar la presión arterial alta, gracias a que contiene nutrientes como arginina, calcio, potasio y omega-3, que ayudan a relajar y a evitar inflamaciones en los vasos sanguíneos;
  9. Ayudar a equilibrar el azúcar en la sangre, pues las fibras y los componentes antioxidantes y antiinflamatorios de la chlorella disminuyen la absorción de azúcar y mejoran la resistencia de la insulina, tornándola más eficaz;
  10. Proteger el hígado, pues las fibras y los antioxidantes de la chlorella reducen los niveles de colesterol y de azúcar en la sangre en personas con hígado graso. Asimismo, mejora la recuperación del hígado en personas con hepatitis C y en la desintoxicación hepática, pues aumenta la eliminación de mercurio por las heces.

Además, la chlorella también es considerada una de las mayores fuentes de clorofila de las plantas, un nutriente con potente acción antioxidante que promueve algunos beneficios para la salud, como mejorar la cicatrización de heridas, úlceras y hemorroides, y contribuir a la mejoría de enfermedades del sistema nervioso, como Alzheimer y depresión.